La Historia


           
A instancias de Bernardo de Claraval, monje de la orden del Cister, y un caballero franco, Hugo de Payns, fundan en 1118 la Orden de los Pobres Caballeros de Cristo, cuya originalidad radica en que los integrantes eran monjes guerreros.

Hugo de Payns junto con ocho caballeros más, se presentan ante el Rey Balduino II de Jerusalén y se ofrecen para cuidar el camino de Jaffa, infestado de ladrones que asaltaban a los peregrinos. Realizan los tres votos monacales: pobreza, obediencia y castidad.

Poco después, el rey les entrega como morada una parte del templo de Jerusalén, lo que les da el nombre definitivo de Caballeros Templarios. Pasarán diez años en Al Aqsa sin tomar partido ni inmiscuirse en la guerra santa.

En 1128, San Bernardo logra concitar un Concilio (de Troyes) para que se apruebe la Orden del Temple, sujeta única y exclusivamente al Papa, sin depender de ninguna autoridad, amén de no tener que pagar diezmo alguno por sus quehaceres o propiedades. Su fundador, Bernardo de Claraval, transmitió sus enseñanzas a aquellos nueve caballeros y redactó sus estatutos. Fue entonces cuando estos recorren el mundo recolectando dinero y reclutando soldados para la guerra.

Entre sus propias posesiones, lo que aportaron otros caballeros y nobles y el apoyo de las órdenes del Cister y Cluny, Europa se convirtió en un tremendo bastión templario. Las hazañas de los cristianos en Tierra Santa habían enfervorizado religiosidad a las gentes de occidente, y la ayuda al temple, esa orden que resumía y concentraba lo mejor de la cruzada y que estaba alabada por San Bernardo de Claraval y sus aliados, ofrecía a todos la posibilidad inmediata de participar en la defensa de los santos lugares.

En un plano de respeto al conocimiento y creencias monoteístas, los templarios entablaron en Oriente relaciones, entre batalla y batalla, con musulmanes y rabinos a los que invitaron a su base en Francia para discutir y  aprender de ellos. Paralelamente a su enriquecimiento, forjaron y ampararon una legión  de artesanos. Desarrollaron el arte gótico y construyeron o ayudaron a construir más de 70 de catedrales en menos de 100 años.

Limpiaron los caminos de ladrones abriendo así nuevas rutas para comerciar. Difundieron la letra de cambio y con sus enormes cultivos alimentaron a hombres y bestias de Europa. Durante los casi doscientos años de su existencia no hubo hambruna en Europa.

Su éxito y su enriquecimiento fue tal, que no pasó desapercibido a algunos reyes y mandatarios de la época, tanto que Felipe el Hermoso planeó una hábil estratagema. Sumido en deudas, motines e inflación creyó encontrar la solución en hacerse con sus bienes. Tuvo como colaborador en la traición al Papa Clemente V.

La noche del 14 de octubre de 1307 Felipe el Hermoso hizo arrestar a los templarios. Acusados de herejía, sodomía, confesión comunitaria, escupir el crucifijo y demás mentiras con nefasto efecto popular (elegidas hábilmente por Nogaret, el instrumentador legal).

El 18 de marzo de 1311, el último Gran Maestre, Jaques de Molay, prefirió el fuego a la cadena perpetua. Godofredo de Charnay lo siguió. Según relatos el Gran Maestre en cuanto vio el fuego preparado se desnudó sin titubear... pero dijo a los verdugos: “por lo menos dejadme juntar un poco las manos para elevar mi plegaria a Dios..., ya que voy a morir, sabe Dios, injustamente. Pronto caerá la desgracia sobre quienes nos condenan inicuamente. Dios vengará nuestra muerte, con esta convicción muero”.

La profecía tuvo efecto, y los responsables de la tracción y ajusticiamiento de los templarios hallaron la muerte en poco tiempo. El Papa moría un mes más tarde por un atracón de higos y el rey, ocho meses después, paralítico por una caída de caballo. Ese mismo año Nogaret, también moría misteriosamente. Los denunciantes que pusieron en marcha el proceso les siguieron, apuñalados o ahorcados. En 1328 ya no reinaba en Francia descendiente alguno de Felipe el Hermoso.
        
Fue cierta la profecía y algún poder oculto y maligno sobrevoló Notre Damme aquel día? ¿O algún templario ávido de venganza se tomó la justicia por su mano al escapar de la inquisición? Enseguida lo veremos.